Llegamos, tarde “pero sin sueño”

No todo inicio es sencillo, pero sí inolvidable.

Muy.

Y, este, como muchos de los grandes torneos, comenzó con tropiezos que se volvieron parte del relato.

Acá, con la mismísima Xia Soriano Teyer, #20 de Guerreras Jaguar, la mera mera por quien me inspiré para mi última novela publicada: La chica que jugaba americano

Pues les cuento, hubo vuelos que se alargaron; era tal como un tiempo extra definitorio..., nos jugábamos el viaje, el torneo.

No es que uno ande de chismoso ni enfadoso (ejem...), tampoco es berrinche onda: “te lo dije”… pero hace tres semanas, gracias a un primo piloto aviador (en quien me baso para personajes de novelas como en Un crimen familiar o Rabia —inédita.), tocamos base con el director de la agencia de viajes, supuestamente muy profesional ya que es el gestor de muchos deportistas mexicanos —y sí…, siempre nos toma la llamada días después justificando que andaba de viaje, vuelo o trayecto con tal o cual basquetbolista profesional—, pues andábamos diciéndole, nosotros, que para muchos iba a ser complicada una escala de solo una hora con quince minutos nada más en Canadá, no solo por el tiempo, superretador, sino además porque en Canadá nos iban a pedir la visa de traslado (ETA), y si no teníamos la visa americana, pues iba a ser más difícil contar con ella en tiempo y forma.

—Tranquilos… nosotros nos dedicamos a esto, si están contemplados para ese vuelo y con esas conexiones, da tiempo: fulanito de tal está en Grecia —¿recuerdas que íbamos a ir a Grecia? Un par de acompañantes no pudieron cambiar sus vacaciones en la chamba ni conseguir más billete para un nuevo vuelo y pues tuvieron que seguir con el plan original, incluso si el plan ya no era plan—. Los mandé a Grecia y no hubo tema —dijo este cuate—. Déjenme a mí los temas del viaje y ustedes enfóquense en su competencia.

Pues el chiste se contó solo...

(Parece chiste, pero es anécdota)

Coach Pato (50% del profesorado técnico de México en este torneo), atorado en el aeropuerto… en modo Tom Hanks. En la terminal. Él y Clau, competidora regia de Raiders Monterrey.

Hubo, en el camino, también, cajeros que, en lugar de entregar el dinero, decidieron tragárselo (quizá en señal de que México retiene el flujo económico por todos los medios —Toing). Mi ofrenda para el viaje fue intentar sacar money del cajero de Santander para cambiar un billetito y llegar con euros, y diría mi tiíta Ceci —la que estudió filosofía en El Claustro—: “Nel, pastel".

El cajero se chupó la lana 😱.

¿Imagínense si fuera todo mi billete…?

Pedí ayuda a los empleados de la sucursal y me cerraron, tal cual, la puerta en las narices —les tomé video muajaja. Que llamara al servicio de mi cuenta…

Acá, quemando a la banda…

Santander Móvil, caído.

Dos horas después, Jonathan Galindo, de atención a clientes, tras una llamada de 45 minutos con la gorra de la empatía bien puesta, se puso la camiseta de Guerreras Jaguar y,deseándonos mucho éxito en la competencia, me dijo que haría todo lo posible para que aterrizara con el billete en mi cuenta (cayó de vuelta en mi cuenta, mientras me acostaba en Padua la primera noche, hace unas horas…

Jonathan 🤜💥🤛, crack. (Ojalá te suban el sueldo, compa).

Hubo cansancio, sí.

Jet lag, hambre, dudas (qué rico sabe toda la comida del aeropuerto con hambre, eh; de cualquier aeropuerto jaja). Hicimos escala en París y la baguette del Starbucks de la zona de gates, oh là là…! Asimismo, unos taquitos de barbacoa en la salida internacional de México, jojo.

De París, pues, volamos a Venecia.

Vimos de reojo a jugadoras que podían mirar por la ventanita la Torre Eiffel cuando despegábamos y madre mía, tenían tatuado en su mirar un logro desbloqueado… hay que saber mirar la torre por primera vez para entender el golpe del destino en los ojos de alguien.

Entonces, reconocimos que también hubo algo más poderoso que cualquiera de los posibles detenimientos y obstáculos en el camino:

Hubo equipo, compromiso y esas locas ganas de hacer que las cosas sucedan, de lograr que los objetivos se alcancen y los hechos se consuman.

Y con esas ganas, llegamos a Italia.

Walter, el de la camiseta azul de Italia, es el presidente del team italiano.

Aún puedo ver a los familiares y novios de jugadoras como Denisse y Danae, despedirlas en el aeropuerto...

Uuuf… nomás escribir de ellos me nubla la mirada; es como si se me metiera un poquito de este gran orgullo por nuestras Guerreras Jaguar México al ojo… imagínense a la mamá de una jugadora que toda la vida ha escuchado que el americano es cosa de chicos, que la van a lastimar, que debería buscarse otro deporte, otro juego, otro “entretenimiento”… imaginemos al novio cuyos cuates le dicen: “¿Qué, tu chava va a dónde a hacer qué?” Imaginemos ser mujer, ir en contra del status quo y embarcarte en una aventura internacional contra viento y marea para representar a tu país…

Yo tuve la fortuna de ver la mirada enorgullecida de los familiares de algunas jugadoras, son miradas que llevaré siempre en la memoria; esas chicas y esas familias ya ganaron algo para siempre. El orgullo compartido de haber cambiado la historia en casa, en la familia, en la colonia, en su historia personal, en la trayectoria del equipo disruptivo de atletas que se alinean y rompen a toda máquina contra cualquier defensiva, dentro y fuera del emparrillado, que las quiera detener…

Volviendo pues a nuestra llegada, tipo 10 p. m. hora local, habiendo algunos instalado ya SIMs electrónicos (gracias, Chat GPT y equipo de ATC de Maya jaja —no les voy a contar la instalación, desinstalación y reinstalación de la eSIM en el teléfono laboral de un humilde escritor de vacaciones, porque me echan de la chamba por cybersecurity issues… ejem…), habiendo llegando por fin a los terruños de San Marcos, en medio del aterrizaje, el clima templado y las luces nocturnas de Venecia, apareció Walter, presidente de las Scarlett Fénix, en modo ángel guardián.

Tipazo

Tipazo

Tipazo…

El man, desde los 80’s, ha ido impulsando el football americano en Italia y Europa. Nos contó, por ejemplo, mientras íbamos ocho más él, unos encima de otros (nos trajimos uno de más, al Coach Pato reloaded y rescatado), camino ahora a la tierra de San Toñito (de Padua), que en Italia un tipo de la política de la federación canceló en un momento dado el football americano femenil en Italia, desacelerando el progreso deportivo, llevando a las chicas que querían continuar al flag, que tiene ahora más relevancia que el americano equipado:

—Las mujeres deberían ir a la cocina a hacer café —dijo Walter que dijo el neandertal ese (a ver si no me vetan…) (Walter, no te enojes conmigo por andar contando chismes —si ya saben que saldrán en mis escritos, pa’ qué me invitan 😅). El chiste es que don Walter (Tipazo) nos recogió en el aeropuerto, sabiendo que todo buen viaje comienza con un gesto de hospitalidad y nos llevó hasta Padua, donde el cansancio se quedó en la maleta; y apareció, gracias a la presidenta Guerrera Jaguar, Rebeca Velasco, una cena compartida de-li-cio-sa (verduritas al vapor, pollito, pasta y carne en su término preciso): palabras, miradas, instrucciones, bromas compartidas. Unas comenzando a preparar el gear. La emblemática Vico armando su casco y luego varias se sumaron a la tarea para que quedara superlisto. Otras, dormitando sobre la mesa. Otras, plátique y plátique luego de meses o años sin verse en persona; convocadas, juntas y unidas por una causa, eran todas risas, alegrías y anhelos conjuntos.

Y, al centro, marcando el ritmo, la voz serena y firme, el Coach Mamut. Su intervención fue breve pero precisa

📌 Se confirmó el itinerario de los encuentros del sábado.

📌 Se asignaron habitaciones.

📌 Y se llevó a cabo el primer “Team Back”, ese espacio íntimo donde empieza a gestarse la hermandad.

Desayuno, 7 a. m.; teoría y jugadas, 8 a. m. Tiempo libre, ejercicios físicos, 2p. m., comida, luego la entrega de uniformes, etc…

Entre tareas y designaciones, a mí se me encargó lo mío:

🎥 Conseguir cargador de cámara y entender cómo demonios funciona un dispositivo inteligente de filmación (que parece haber sido diseñado por un robot del futuro, T-1000. El Terminator de las grabaciones… YouTube, wait for me.

Pero la mejor parte se había echado a andar ya, en compañía de casi todos.

Walter, cach Pato y yo 🤓

Conocí ayer, en persona, a Coach Pato, la mente brillante detrás de las Raiders de Monterrey, campeonas 2025. Un líder con visión de futuro que no solo entrena: revoluciona el juego. (Lo vi haciendo de terapeuta físico con sus chicas en plena conexión frente a todos los pasajeros, tumbó a una jugadora en las sillas y crack…, sonaron necio; un tipazo, además). Coach Pato entrena exclusivamente a mujeres, y acaba de inaugurar un torneo de flag football que busca convertirse en la cantera viva de las Raiders equipadas y, a la vez, en semillero para la selección del Coach Baloo, Guerreras Jaguar México.

También vi a la admirada Beka Velasco, presidenta (y exjugadora) de Guerreras Jaguar. Hablar con ella es como entrar a un documental sin cámaras: tiene visión, memoria, y la pasión intacta. Con ella todo toma sentido: las decisiones, los sueños, los sacrificios.

Y entre nombres, rostros y primeras palabras, comenzaron a destacar ellas, las meras meras: Las jugadoras. Las enigmáticas, potentes, silenciosas o extrovertidas, las Guerreras Jaguares.

Todas con una cosa en común: la mirada fija en Padua.

Cada una trae una historia que vale oro. Y este viaje, lo sabemos, va a contarlas todas. Porque la historia se carga en los hombros, pero se vierte en el campo.

Esto apenas comienza.

Y como dice el coach Tony D’Amato

—No se gana en el primer cuarto, pero se define desde ahí.

📍Padua. Día 1. Comienza la cacería.